Este post está directamente inspirado en el último artículo del colega traductor Fabio Said, cuyo blog fidus interpres es de lectura obligatoria para cualquier traductor. ¡Les sugiero que entren ya a su blog y lo lean! Y es un tema que da para largo...
Fabio discursa sobre el traducir para un país específico que se comunica con determinada variante, en este caso del español, por lo que deberíamos tener el cuidado de usar la variante del público al que se destina la traducción. Sonaría demasiado ajeno y extraño para un argentino leer un texto de circulación corriente, un aviso de televisión o de una revista, por ejemplo, que usara una frase como estas alubias me gustan mogollón o, ¡mucho peor!, coja las palomitas por detrás o qué guay. Asimismo, para un español si leyera algo como no te hagas el canchero en el boliche, hay que agarrar bien la bombilla, dame una pajita. O para quien no es de Venezuela que te nombren caraotas, te ofrezcan un cambur o te halaguen con un qué pava estás. Aunque se entendiera lo que se quiso decir, el traductor le estaría agregando al texto una extrañeza que quizás no traía el texto original.
Pero otra cuestión es cuando tenemos que traducir al español un texto de amplia circulación para países hispanohablantes en general, una página web, por ejemplo. Entonces uno intenta usar un español estándar, aunque tenemos que confesar que muchas veces los criterios para decidir qué palabra o expresión usar son confusos, pincipalmente porque no podemos hablar de un sólo y único español estándar. Existen sí criterios adoptados por diarios y editoriales, así como también un traductor responsable y comprometido con su labor debería tener los suyos, no es algo que se deba dejar de lado. Lo importante es ser consciente de las decisiones que uno toma y para eso hay que tener muy en cuenta el público al que se destina la traducción.
Leonardo Wolfson en su libro El placer de traducir también reflexiona sobre este tema en un capítulo y nos da un excelente ejemplo de uno de los talleres de traducción que dictó. También es de lectura obligatoria, ¡y placentera!
No dejen de visitar el blog que pronto compartiré con ustedes más reflexiones sobre las variantes del español y la traducción. ¡Y no se olviden de dejar sus comentarios!
Fabio discursa sobre el traducir para un país específico que se comunica con determinada variante, en este caso del español, por lo que deberíamos tener el cuidado de usar la variante del público al que se destina la traducción. Sonaría demasiado ajeno y extraño para un argentino leer un texto de circulación corriente, un aviso de televisión o de una revista, por ejemplo, que usara una frase como estas alubias me gustan mogollón o, ¡mucho peor!, coja las palomitas por detrás o qué guay. Asimismo, para un español si leyera algo como no te hagas el canchero en el boliche, hay que agarrar bien la bombilla, dame una pajita. O para quien no es de Venezuela que te nombren caraotas, te ofrezcan un cambur o te halaguen con un qué pava estás. Aunque se entendiera lo que se quiso decir, el traductor le estaría agregando al texto una extrañeza que quizás no traía el texto original.
Pero otra cuestión es cuando tenemos que traducir al español un texto de amplia circulación para países hispanohablantes en general, una página web, por ejemplo. Entonces uno intenta usar un español estándar, aunque tenemos que confesar que muchas veces los criterios para decidir qué palabra o expresión usar son confusos, pincipalmente porque no podemos hablar de un sólo y único español estándar. Existen sí criterios adoptados por diarios y editoriales, así como también un traductor responsable y comprometido con su labor debería tener los suyos, no es algo que se deba dejar de lado. Lo importante es ser consciente de las decisiones que uno toma y para eso hay que tener muy en cuenta el público al que se destina la traducción.
Leonardo Wolfson en su libro El placer de traducir también reflexiona sobre este tema en un capítulo y nos da un excelente ejemplo de uno de los talleres de traducción que dictó. También es de lectura obligatoria, ¡y placentera!
No dejen de visitar el blog que pronto compartiré con ustedes más reflexiones sobre las variantes del español y la traducción. ¡Y no se olviden de dejar sus comentarios!